Mi gorro

Tengo muchas bufandas. Tengo tantas bufandas que podría ponerme una cada día de invierno si quisiese. También tengo unos cuantos gorros. Pero uno era especial.
Era el primer gorro que me había hecho para mí, adaptando un patrón de otros que vendí o regalé. Lo hice pensando en quedármelo, porque normalmente hago cosas pensando en regalarlas o venderlas, pero luego unas pocas me las quedo. No, lo hice para mí, escogiendo yo los colores y el patrón.
Lo hice con una lana que me encanta, y que está descontinuada: Lanas Stop México 86. Sacaron otra casi igual con otro nombre que no soy capaz de recordar (si alguien lo sabe, por favor, que me lo diga en comentarios). Mezclé los restos de un ovillo gris con un ovillo nuevo negro. Me quedó un poco ancho, pero la lana de oveja de la mezcla hacía que fuese ligero y muy calentito. También le hice un gran pompón con restos de diferentes ovillos negros que tenía por casa.
Lo usé durante casi 3 inviernos. Así como hacía un poco de frío, me lo ponía y salía con él de casa. Hizo que olvidase los otros gorros que tenía, que están colgados en el armario sin más uso. Suelo vestir de negro o con colores muy oscuros, y tenía esa mezcla perfecta para casar con cualquier cosa que llevase pero sin ser demasiado oscuro, para destacar por sí mismo.

Y mi gorro se ha ido.
Lo he perdido.

Sé además en qué momento lo perdí. Sé dónde se quedó, y sé que, si hay una posibilidad de recuperarlo, es algo cercano a un milagro.

Mi gorro de lana, una historia trágica

A principios de diciembre fui con mi novio a un congreso a Barcelona. Lo cogí para llevármelo la semana que iba a estar fuera, porque contaba con que en Barcelona hiciese frío. Sé que cuando entré al coche lo tenía, porque recuerdo llevarlo puesto y no guardarlo en el bolso. Creo que cuando salí del coche en el aeropuerto de Santiago no lo tenía, y desde luego, después de pasar por el control del aeropuerto, no lo llevaba.
Durante el viaje pensé que se me había caído en el coche, pero allí no está. Como me quedaba ancho, supongo que se fue escurriendo poco a poco en el asiento y cuando salí del coche, con prisa, debió terminar de caerse. En la carretera del parking exprés del aeropuerto.

Ahora me lo imagino, allí tirado. Por un lado, intento imaginar que alguien lo recogió y le está dando el cariño que le di yo al hacerlo y al llevarlo. Espero que vea que está hecho a mano, que me perdone las dos hebras sueltas que tiene por dentro y que no note que el pompón está pendiente por un hilo porque nunca terminé de fijarlo como debería. Espero que, por favor, no se lo ponga con el principio de las vueltas por delante.
Pero por otro lado, me imagino que nadie lo ha recogido. Que decenas de coches que pararon con prisa pasaron por encima de él en los días siguientes, que le llovió encima y que finalmente, los de la limpieza lo recogieron y lo tiraron, ya hecho un desastre. O que la lluvia y las ruedas lo fueron empujando y cayó en el monte, entre las hierbas, donde le lloverá y helará hasta que se desintegre. Que aunque pasa mucha gente por ese carril, nadie tuvo el tiempo necesario para fijarse en él y recogerlo.
No sé cuál de los dos escenarios me duele más. Era mío, hecho para mí y con mi cariño, no es para nadie más. Pero tampoco quiero que termine abandonado y mojado hasta que se termine de romper. Suponía que ese gorro me duraría toda la vida, que me lo iba a poder poner hasta dentro de 30 años, o que cuando tuviese nietos les enseñaría el gorro y decirles "esto lo hice de soltera".

Mi gorro de lana, una historia trágica

Me hice otro gorro, con otros colores pero con el mismo patrón. Este lo hice un poco más apretado, para que me vaya un poco más justo. No es gris y negro, es violeta y negro, por lo que ese puntito de color lo pierde. No lo hice tan largo, por lo que el pompón no cuelga tanto.
La lana es muy diferente: una mezcla de acrílico con alpaca y lana. Tiene el mismo grosor, pero el tacto, aunque es más caliente, no es tan suave.

Me había hecho unas fotos con él horas antes de subir al coche y perderlo. Las borré mientras estaba de viaje porque habían salido un poco borrosas, y ahora me doy cuenta de que no tengo fotos de él. A lo mejor sí tengo alguna, porque solía llevarlo y alguna foto me habrán hecho llevándolo, pero ahora no lo sé.

Las fotos que he puesto son las del gorro nuevo. El otro me gustaba demasiado como para hacerlo solo una vez, así que además de este, tengo otros en otros colores. Prepararé su patrón para que podáis descargarlo y llenar el mundo de gorros-homenaje a él.

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7 comentarios:

  1. Me haces sentir lástima de un gorro y no me imagino lo mal que pudiste pasarlo. Tal vez sea raro poner carteles de "ha visto este gorro?" pero tal vez esté en el aeropuerto en la sección de objetos perdidos. Sin duda debe de ser una prenda con mucho significado para ti, yo tengo una sudadera así. Es mi sudadera, me sigue quedando bien a pesar de que mi estilo haya cambiado, y es la sudadera que siempre está en mi armario y miro con una sonrisa, y me pongo a pesar de que está hecha un asco. No la hice yo, pero guarda mucho valor para mi.
    Espero que el gorro vuelva a ti, aunque al menos tienes otros que lo suplan.
    Sigo sin creerme que me hagas sentir tan mal por un gorro, jo.
    ¡Un besín!

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    1. Ya pensé que a lo mejor tuve un golpe de suerte y puede que esté en objetos perdidos. La próxima vez que vaya al aeropuerto (que no sé cuándo será xD) preguntaré por si acaso. Por cosas más raras he ido a preguntar a sitios (pensé haber perdido una cinta métrica en el cine, por ejemplo xD).
      Tampoco quería poner triste a nadie, jo :(
      Un beso!

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  2. Que rabia, sobre todo cuando es una cosa hecha a mano. Espero que la persona que se lo haya encontrado sepa valorar un objeto de ese tipo. Claro, que prefiero que lo encuentres :)

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  3. Aiiishhh qué penitaaaaa. Y qué rabia borrar las fotos!! De todos modos, el nuevo es súper chulo, lo mismo me hago uno para mi cuando subas el patrón. Un pequeño homenaje a tu gorrito homeless :(

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  4. Ohhh! siento mucho la pérdida de tu gorro... Sé lo que es perder una prenda tan querida y la rabia que da. En homenaje a ese gorro yo me voy a hacer uno para mí en cuanto subas el patrón, además estoy segura de que me va a gustar mucho!
    besitos.

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  5. Lo siento mucho. Cuando a algo le coges cariño y no puedes separarte de él... qué rabia, sobre todo lo de las fotos. :(

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  6. Te entiendo perfectamente, que rabia da perder las cosas que apreciamos tanto, pero el nuevo gorro (aunque sé que ya no es lo mismo) también mola mucho!! un beso y me alegra volver de vacaciones blogueriles y ver tus post super chulos!

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